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Artículo: Normativa de alérgenos en cosmética de 2023/1545 de julio de 2023

Normativa de alérgenos en cosmética de 2023/1545 de julio de 2023

Normativa de alérgenos en cosmética de 2023/1545 de julio de 2023

En el mundo de la cosmética, donde la innovación y la creatividad están al servicio del cuidado personal, existe un pilar inquebrantable: la seguridad del consumidor. Cada crema, serum o fragancia que llega a nuestras manos está regulada por normas que buscan protegernos frente a posibles riesgos. En este contexto, la Normativa de alérgenos en cosmética 2023/1545, de julio de 2023, representa un cambio significativo. Una actualización que, más allá de añadir burocracia, persigue un objetivo claro: mejorar la transparencia y salvaguardar la salud de quienes confían a diario en los productos cosméticos.

 

¿Qué regula exactamente la normativa 2023/1545?

El Reglamento 2023/1545 nace como una modificación del marco europeo de referencia en materia cosmética, el Reglamento 1223/2009. Su finalidad principal es ampliar la lista de alérgenos de fragancias que los fabricantes están obligados a declarar en el etiquetado de sus productos.

Hasta hace poco, los consumidores podían encontrar en la lista de ingredientes el término “parfum” o “aroma”, un cajón de sastre que ocultaba decenas de moléculas responsables del olor característico de cada fórmula. Con la nueva normativa, este velo se levanta: más de 50 nuevos alérgenos pasan a formar parte de la lista que debe declararse individualmente, sumándose a los que ya estaban contemplados.

Además, se fijan umbrales de concentración muy claros:

  • Si un producto de aplicación directa (como una crema o un perfume) contiene más de un 0,001% de alguno de estos alérgenos, debe mencionarlo en la etiqueta.

  • Si se trata de un producto que se aclara (como un gel de ducha o un champú), el límite se eleva al 0,01%.

Esto significa que el consumidor tendrá, a simple vista, una radiografía más precisa de lo que aplica sobre su piel.

 

¿Por qué es importante esta actualización?

La relevancia de esta normativa puede resumirse en tres puntos clave:

1. Protección de las pieles más sensibles

Cada vez más personas presentan reacciones cutáneas a determinados ingredientes. No se trata solo de grandes porcentajes, sino de pequeñas cantidades que, con la exposición continuada, pueden generar dermatitis, eccemas o reacciones de contacto. Con un etiquetado más específico, estas personas podrán identificar con facilidad qué productos deben evitar.

2. Transparencia para todos los consumidores

La normativa obliga a los fabricantes a hablar claro. El consumidor deja de enfrentarse a etiquetas enigmáticas donde un solo término podía englobar un cóctel de sustancias. Ahora, cada ingrediente relevante aparece con su nombre, lo que aporta confianza y empodera al usuario para elegir con criterio.

3. Homogeneidad y actualización científica

El listado de alérgenos reconocidos hasta ahora estaba desactualizado. El avance en dermatología y toxicología ha permitido identificar nuevas moléculas sensibilizantes, y era necesario que la legislación se pusiera al día. El reglamento no solo amplía la lista, sino que también armoniza los nombres de los ingredientes, evitando confusiones y asegurando un lenguaje común en toda Europa.

 

Periodos de transición: una adaptación progresiva

Entendiendo que los cambios no pueden implementarse de la noche a la mañana, la normativa establece periodos de transición:

  • Hasta julio de 2026, todos los productos nuevos que salgan al mercado deben cumplir con el nuevo etiquetado.

  • Hasta julio de 2028, los productos ya existentes en el mercado tendrán un margen para adaptarse.

Este plazo ofrece a las marcas el tiempo suficiente para reformular si lo consideran necesario, actualizar sus envases y educar a sus equipos de marketing y comunicación.

 

Implicaciones para la industria cosmética

La normativa 2023/1545 no es simplemente un reto burocrático: supone cambios estructurales en la forma de trabajar de las empresas.

  1. Revisión de fórmulas: muchos laboratorios están revisando sus productos para analizar si los nuevos alérgenos declarables están presentes. En algunos casos, puede que se opte por sustituir o reducir la concentración de ciertas fragancias para evitar un etiquetado excesivamente largo.

  2. Diseño de etiquetas: las listas de ingredientes serán más extensas. Esto implica rediseños de packaging para dar cabida a toda la información sin perder legibilidad ni atractivo.

  3. Formación y comunicación: tanto los equipos de ventas como los profesionales de atención al cliente deberán estar preparados para explicar a los consumidores qué significan estos nuevos nombres en la lista de ingredientes y cómo interpretar la información.

  4. Oportunidad de diferenciación: lejos de verse como un obstáculo, algunas marcas lo están aprovechando como una ventaja competitiva. Comunicar transparencia, seguridad y compromiso con la piel es un valor añadido en un mercado cada vez más consciente.

 

¿Hay normativa que la complemente o modifique?

A día de hoy, el Reglamento 2023/1545 es el marco vigente en materia de alérgenos en cosmética en la Unión Europea. No existen, por el momento, modificaciones posteriores que lo alteren. Sin embargo, este tipo de regulaciones suelen estar vivas: los avances científicos y la monitorización de los casos de sensibilización pueden dar lugar a futuras actualizaciones.

Además, la normativa no vive aislada: se integra en un ecosistema de regulaciones europeas que velan por la seguridad de los cosméticos, desde la prohibición de ciertos ingredientes hasta los requisitos de documentación y pruebas antes de lanzar un producto al mercado.

 

¿Qué significa para el consumidor?

Más allá de los aspectos técnicos, la gran ganancia es para el usuario final:

  • Más información para tomar decisiones: una persona alérgica al linalool, por ejemplo, ya no tendrá que adivinar si ese ingrediente está oculto bajo la palabra “parfum”. Lo verá claramente en la etiqueta.

  • Confianza en las marcas: el consumidor percibe que la industria escucha y responde a las necesidades reales de seguridad.

  • Prevención a largo plazo: incluso quienes hoy no tienen sensibilidad a ciertos alérgenos podrán beneficiarse de una mayor claridad, reduciendo el riesgo de exposición continuada y sensibilización futura.

 

Conclusión

La Normativa de alérgenos en cosmética 2023/1545 es un paso decisivo hacia una cosmética más transparente, consciente y segura. Obliga a la industria a ser más clara, protege a los consumidores más vulnerables y adapta la legislación al conocimiento científico actual.

Si bien implica esfuerzo de adaptación para las marcas, también abre una oportunidad para reforzar la confianza en los productos cosméticos europeos, que ya se sitúan entre los más seguros del mundo.

En definitiva, esta normativa no solo cambia etiquetas: cambia la forma en que nos relacionamos con lo que aplicamos sobre nuestra piel. Una muestra más de que la regulación, cuando se hace bien, no limita la innovación, sino que la orienta hacia un futuro más responsable y saludable.

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